Este es un post especial, dedicado a un proyecto, una ilusión, un nuevo camino que estamos emprendiendo. Pretendemos re-definir y limpiar el trabajo denominado "en positivo" con los perros. Este es nuestro manifiesto. Podéis dejar vuestras dudas y comentarios aquí, en el blog "Colaboración entre Educadores Caninos en Positivo" o bien por mail a educadorescaninosenpositivo@gmail.com. Gracias.
Como dice Emily Larlham en su “Manifiesto del Adiestramiento por Refuerzo Progresivo”, hace falta una nueva definición o bien, simplemente una re-definición de lo que son el adiestramiento y la educación en positivo.
La educación y el adiestramiento en positivo no consisten únicamente en el uso indiscriminado de salchichas o en felicitar verbalmente al perro mientras le sonreímos, sino que se construye sobre las siguientes premisas:
- Respeto de la integridad física y emocional del perro. Rechazamos cualquier tipo de trato despectivo (“solo es un perro”), abusivo o vejatorio. El perro es un ser vivo, un animal, igual que nosotros, con sentimientos, emociones y cognición y por ello nunca debe ser maltratado.
- Permitir, en la medida de lo posible, que siempre es más de lo que normalmente hacemos, que el perro sea perro. Si bien es cierto que en la sociedad actual es difícil satisfacer adecuadamente sus necesidades (por tiempo, por espacio, por limitaciones legislativas municipales, autonómicas o estatales) siempre podemos intentar que esa satisfacción llegue, al menos, al máximo posible: debemos permitirles ser lo que son, perros.
- Satisfaceremos sus necesidades físicas (alimento, bebida, evacuación, atención veterinaria, etc..), sociales (le permitiremos relacionarse con sus congéneres y disfrutaremos de su compañía sin afinarlos ni confinarlos lejos de nosotros), así como las necesidades mentales (asimilaremos que los paseos son para su disfrute y procuraremos tener ratos de esparcimiento en distintos entornos en los que pueda explorar nuevos estímulos)
- Uso de refuerzos positivos y castigos negativos: todo comportamiento que obtiene una recompensa tiende a repetirse, y aquel que no la recibe, tiende a extinguirse. En ningún caso usaremos castigos positivos, ya sean de tipo físico o psicológico.
- No usamos correcciones ni castigos, ni tampoco aparatos o herramientas de tortura, mal llamadas educativas, como collares de ahogo, collares de pinchos o collares eléctricos. Para nosotros es más fácil construir guiando al perro hacia lo que esperamos de él que cortando iniciativas. La proactividad (adelantar situaciones) es una de las bases de la educación en positivo: si somos proactivos no necesitaremos corregir. Y si no reforzamos al perro, ya buscará él la opción que le reportará beneficios, como puede ser nuestra atención (cosa que sí recibe con muchos castigos positivos que, por lo tanto, se convierten en justo lo contrario de lo que se pretende con ellos y refuerzan el comportamiento que pretendemos corregir). Consideramos que lo que el perro aprende bajo presión no es aprendizaje, ya que en una situación de presión real seguramente el perro no obedezca porque, en realidad, lo que ha aprendido es a evitar las consecuencias de no obedecer, no la orden que nosotros creemos haberle enseñado.
- Fomento de un vínculo sano entre cuidador y perro. Consideramos a nuestros perros compañeros, nunca subordinados. No ordenamos, pedimos, ya que si hemos conseguido que nuestro perro disfrute haciendo actividades con nosotros, siempre estará dispuesto a colaborar.
- No someteremos al perro a situaciones que por sí mismo todavía no sabe gestionar, bien porque no las conoce o porque no ha sido debidamente enseñado para soportar esa presión.
- Fuerte trabajo de empatía, esto es, ponerse en el lugar del perro. Implica tener en cuenta su estado fisiológico y psicológico en cada momento, estar pendiente de las posibles muestras de estrés que de y actuar en consecuencia.
- Cada perro es un ser único e individual, condicionado por un entorno particular que en gran parte, así mismo, condicionará su comportamiento. Por ello, no existen "recetas" para solucionar los problemas salvo la premisa del respeto a su integridad física y psíquica.
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- Leemos al perro, y aunque tenemos en cuenta los distintos gestos que aparecen en la literatura convencional (posición de orejas, belfos, lomo, cola, etc..) para nosotros tienen gran importancia las denominadas señales de calma que, explicado brevemente, es la comunicación gestual que usan los perros para decir que algo es molesto o les incomoda. Estas señales van desde un bostezo a un leve pestañeo.
- No creemos en las teorías de la dominancia, ni en ninguna versión de adiestramiento basada en jerarquías o intimidación que busque la sumisión del perro. Los perros no son lobos, y aunque lo fueran, múltiples científicos ya se han encargado de desmitificar la relación que existe entre los miembros de la manada.
- No usamos las extensas clasificaciones de tipo de agresividad. En principio, lo son entre ellos o hacia humanos, ya que bajo la mayoría de las agresividades (o reactividades) subyacen problemas de miedo y estrés.
Los educadores en positivo no dejamos que los perros hagan lo que les da la gana. En todo grupo social siempre hay unas normas que han de ser respetadas. La diferencia es que nuestras normas son coherentes, intentan estar de acuerdo con la naturaleza del perro y se enseñan desde el respeto.
NUESTRO MANIFIESTO por Emociones Caninas y Molgreldog Educación para (Colaboración entre Educadores Caninos en Positivo)
Como dice Emily Larlham en su “Manifiesto del Adiestramiento por Refuerzo Progresivo”, hace falta una nueva definición o bien, simplemente una re-definición de lo que son el adiestramiento y la educación en positivo.
La educación y el adiestramiento en positivo no consisten únicamente en el uso indiscriminado de salchichas o en felicitar verbalmente al perro mientras le sonreímos, sino que se construye sobre las siguientes premisas:
- Respeto de la integridad física y emocional del perro. Rechazamos cualquier tipo de trato despectivo (“solo es un perro”), abusivo o vejatorio. El perro es un ser vivo, un animal, igual que nosotros, con sentimientos, emociones y cognición y por ello nunca debe ser maltratado.
- Permitir, en la medida de lo posible, que siempre es más de lo que normalmente hacemos, que el perro sea perro. Si bien es cierto que en la sociedad actual es difícil satisfacer adecuadamente sus necesidades (por tiempo, por espacio, por limitaciones legislativas municipales, autonómicas o estatales) siempre podemos intentar que esa satisfacción llegue, al menos, al máximo posible: debemos permitirles ser lo que son, perros.
- Satisfaceremos sus necesidades físicas (alimento, bebida, evacuación, atención veterinaria, etc..), sociales (le permitiremos relacionarse con sus congéneres y disfrutaremos de su compañía sin afinarlos ni confinarlos lejos de nosotros), así como las necesidades mentales (asimilaremos que los paseos son para su disfrute y procuraremos tener ratos de esparcimiento en distintos entornos en los que pueda explorar nuevos estímulos)
- Uso de refuerzos positivos y castigos negativos: todo comportamiento que obtiene una recompensa tiende a repetirse, y aquel que no la recibe, tiende a extinguirse. En ningún caso usaremos castigos positivos, ya sean de tipo físico o psicológico.
- No usamos correcciones ni castigos, ni tampoco aparatos o herramientas de tortura, mal llamadas educativas, como collares de ahogo, collares de pinchos o collares eléctricos. Para nosotros es más fácil construir guiando al perro hacia lo que esperamos de él que cortando iniciativas. La proactividad (adelantar situaciones) es una de las bases de la educación en positivo: si somos proactivos no necesitaremos corregir. Y si no reforzamos al perro, ya buscará él la opción que le reportará beneficios, como puede ser nuestra atención (cosa que sí recibe con muchos castigos positivos que, por lo tanto, se convierten en justo lo contrario de lo que se pretende con ellos y refuerzan el comportamiento que pretendemos corregir). Consideramos que lo que el perro aprende bajo presión no es aprendizaje, ya que en una situación de presión real seguramente el perro no obedezca porque, en realidad, lo que ha aprendido es a evitar las consecuencias de no obedecer, no la orden que nosotros creemos haberle enseñado.
- Fomento de un vínculo sano entre cuidador y perro. Consideramos a nuestros perros compañeros, nunca subordinados. No ordenamos, pedimos, ya que si hemos conseguido que nuestro perro disfrute haciendo actividades con nosotros, siempre estará dispuesto a colaborar.
- No someteremos al perro a situaciones que por sí mismo todavía no sabe gestionar, bien porque no las conoce o porque no ha sido debidamente enseñado para soportar esa presión.
- Fuerte trabajo de empatía, esto es, ponerse en el lugar del perro. Implica tener en cuenta su estado fisiológico y psicológico en cada momento, estar pendiente de las posibles muestras de estrés que de y actuar en consecuencia.
- Cada perro es un ser único e individual, condicionado por un entorno particular que en gran parte, así mismo, condicionará su comportamiento. Por ello, no existen "recetas" para solucionar los problemas salvo la premisa del respeto a su integridad física y psíquica.
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- Leemos al perro, y aunque tenemos en cuenta los distintos gestos que aparecen en la literatura convencional (posición de orejas, belfos, lomo, cola, etc..) para nosotros tienen gran importancia las denominadas señales de calma que, explicado brevemente, es la comunicación gestual que usan los perros para decir que algo es molesto o les incomoda. Estas señales van desde un bostezo a un leve pestañeo.
- No creemos en las teorías de la dominancia, ni en ninguna versión de adiestramiento basada en jerarquías o intimidación que busque la sumisión del perro. Los perros no son lobos, y aunque lo fueran, múltiples científicos ya se han encargado de desmitificar la relación que existe entre los miembros de la manada.
- No usamos las extensas clasificaciones de tipo de agresividad. En principio, lo son entre ellos o hacia humanos, ya que bajo la mayoría de las agresividades (o reactividades) subyacen problemas de miedo y estrés.
Los educadores en positivo no dejamos que los perros hagan lo que les da la gana. En todo grupo social siempre hay unas normas que han de ser respetadas. La diferencia es que nuestras normas son coherentes, intentan estar de acuerdo con la naturaleza del perro y se enseñan desde el respeto.
NUESTRO MANIFIESTO por Emociones Caninas y Molgreldog Educación para (Colaboración entre Educadores Caninos en Positivo)
Hello
ResponderEliminarThanks for sharing this article that is great article and many information in this articles and in this blog you can improve buy habits.
collar adiestramiento perro
Gracias por tu comentario Arun, pero Mongrel Dog no usa collares eléctricos.
ResponderEliminarThanks for your comment, but Mongrel Dog doesn't buy that kind of products.